Desde la entrada, el doctor me indica que ya es la hora de su tratamiento. Sin sacarle de su mundo consigo levantarle y que me acompañe hasta el consultorio, mientras rezo para que no vuelva a transformarse en cuanto vea los electrodos...
sábado, 21 de enero de 2012
Microrrelato para 02/02/2012
Verás la luz
«Joderme», repite Micky saboreando la palabra hasta convertirla en uno de los mantras de la sala de visitas. Sin despertar la curiosidad de sus compañeros ni de los desdichados familiares,
balancea mecánicamente la cabeza en un rincón mientras sujeta con fuerza un arrugado papel en el que quedan restos borrosos de caligrafía femenina.
Desde la entrada, el doctor me indica que ya es la hora de su tratamiento. Sin sacarle de su mundo consigo levantarle y que me acompañe hasta el consultorio, mientras rezo para que no vuelva a transformarse en cuanto vea los electrodos...
Desde la entrada, el doctor me indica que ya es la hora de su tratamiento. Sin sacarle de su mundo consigo levantarle y que me acompañe hasta el consultorio, mientras rezo para que no vuelva a transformarse en cuanto vea los electrodos...
domingo, 15 de enero de 2012
Microrrelato para 19/01/2012
El sonido del silbo
- Y no intentes escabullirte, que no te va a servir de nada... Ni movimientos bruscos, ni golpes violentos. Lo que debes hacer en cuanto te clave sus colmillos es dejarla sin respiración. Sólo así podrás zafarte de ella y disponer de un escaso tiempo para luchar por tu vida ¿Lo has entendido?
- Sí, papá...
- Ahora duerme, que yo estaré alerta
El capitán Matthews tapó a su pequeño hijo y salió de la tienda. Junto al fuego, a la orilla del Zambeze, oyó los primeros silbos de las mambas.
- Y no intentes escabullirte, que no te va a servir de nada... Ni movimientos bruscos, ni golpes violentos. Lo que debes hacer en cuanto te clave sus colmillos es dejarla sin respiración. Sólo así podrás zafarte de ella y disponer de un escaso tiempo para luchar por tu vida ¿Lo has entendido?
- Sí, papá...
- Ahora duerme, que yo estaré alerta
El capitán Matthews tapó a su pequeño hijo y salió de la tienda. Junto al fuego, a la orilla del Zambeze, oyó los primeros silbos de las mambas.
domingo, 8 de enero de 2012
Microrrelato para 12/01/2012
Alivio
“¡Al diablo!” le gritó con todas
sus fuerzas, mientras sus pequeñas manos se abalanzaban rabiosamente
una y otra vez contra un pectoral cuarentón que no oponía
resistencia.
Sin voz y hecha un mar de lágrimas,
recogió sus cosas en una maleta de circunstancias y pegó un portazo
de los que hacen historia. Desde la cama él rió y se sintió
profundamente aliviado.
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