A mí me empiezan a entrar dudas de que exista alguien más.
Gracias a mi reloj, sé que hace dos días recuperé la consciencia, y desde entonces vivo con la amargura de saber que Nora ya no está a mi lado. Salió alarmada a la calle con el pequeño Zack tras confirmarse las apocalípticas amenazas de aquel dirigente escudado en un dios que vengaba las injusticias cometidas con su pueblo.
Las calles están desiertas y ningún teléfono da línea. Lo último que recuerdo fue un intenso fulgor.
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