La decisión
“¿Por qué me mira así? Por mucho que me digas que no le haga caso, que no tengo de qué preocuparme, nos clava su mirada y seguro que hasta me echa mal de ojo. Y con lo supersticiosa que soy, ya sabes el repelús que me da. ¡Hasta aquí podíamos llegar!”
Hecha un auténtico basilisco, le lanzó un ultimátum: “O ella o yo. Si no te gusta, ya sabes lo que hay. Tú mismo...”.
Desde aquel día, la madre de Juan besa el frío mármol de la mesita todas las noches de pasión.
Muy acertada la fotito, je ,je,
ResponderEliminarSuerte!! a ver si alguien ve tus micros y lanzas un libro.
Un besote