Derechos del consumidor
Con nuestro mecánico de confianza volvió papá a discutir una mañana de sábado más, en aquella ocasión para echarle en cara lo mal que volvía a funcionar el coche. Tan acostumbrados estábamos al espectáculo mi hermana y yo, que jugábamos en el asiento trasero ajenos a unas voces que esa mañana fueron subiendo de intensidad.
Con nuestro mecánico de confianza volvió papá a discutir una mañana de sábado más, en aquella ocasión para echarle en cara lo mal que volvía a funcionar el coche. Tan acostumbrados estábamos al espectáculo mi hermana y yo, que jugábamos en el asiento trasero ajenos a unas voces que esa mañana fueron subiendo de intensidad.
Un desgarrador grito, seguido del
aparatoso estruendo de la puerta metálica del taller, nos sacaron de
nuestra distracción para sumirnos en largas horas de hambre y
silencio.
Con lágrimas en los ojos, mamá nos pidió luego en
comisaría que nos acordásemos siempre mucho de papá...
Ostras, escalofriante!!
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